Las estufas han ido evolucionando con el correr del tiempo, obteniendo cada vez mayor rendimiento, con menor consumo de leña y reduciendo el impacto al medio ambiente.
Sabemos que la leña es un recurso renovable y que quemado eficientemente es un combustible “Carbono Neutral”, es decir que no contribuye al cambio climático o calentamiento global, ya que mientras un leño está siendo quemado, hay un árbol creciendo, reciclando el CO2 generado por esa combustión.
Las primeras estufas “cerradas”, como por ejemplo salamandras o quematutti, eran básicamente un recipiente con una puerta de carga, por donde se cargaba la leña, con una rejilla en la parte inferior y una entrada de aire. Esa entrada era mas o menos regulable y permitía tener un cierto control sobre la llama. Estas estufas eran de combustión simple, ya que el aire ingresaba por debajo de la parrilla donde se apoyaba la leña. Este tipo de estufas mejoraban bastante el rendimiento si lo comparamos con el obtenido en una estufa abierta tradicional.
Más tarde se comenzaron a fabricar estufas con puerta con cristal cerámico, un material resistente a altas temperaturas que además permitió nuevamente ver el fuego (con las estufas cerradas se había perdido esa posibilidad), esto generó que se agregue a los nuevos diseños, una segunda entrada de aire, esta vez en forma de cortina, que mantenía los humos alejados del vidrio, para que se mantuviera limpio por mas tiempo. Esta nueva entrada de aire luego alimentaba la llama, aportando oxígeno y generando una segunda combustión, reduciendo la emisión de partículas da la atmósfera y mejorando el rendimiento, ya que quemaba mejor los humos que en estufas de versiones anteriores, se iban por la chimenea.
La tecnología continuó su avance, se desarrollaron nuevos diseños, se introdujeron nuevos materiales y se incorporó una tercer entrada de aire a la cámara de combustión, generalmente en la espalda de la estufa, inyectando aire caliente en forma de chorros, estratégicamente posicionados sobre las llamas que salen de los leños encendidos, aportando oxígeno a alta temperatura sobre los humos, quemando casi por completo los gases combustibles, aprovechando energía que en estufas mas antiguas se desperdiciaba.
No todas las estufas incorporan triple combustión, en el mercado se pueden encontrar estufas sencillas, o de doble combustión, también es cierto que no todas las estufas de triple combustión tienen el mismo rendimiento, tener tres entradas de aire no garantiza buenos resultados. Los buenos o mejores resultados se obtienen desarrollando una estufa, fabricando un prototipo que luego debe ser ensayado en un laboratorio, donde se enciende en condiciones controladas de tiro de la chimenea, con cargas de leña que se pesan cuidadosamente y los humos generados se analizan con aparatos de medición con sensores ultra sensibles de oxígeno, CO2, CO y óxidos de nitrógeno, para luego analizar los resultados obtenidos, eventualmente realizar cambios en el diseño de la estufa, realizar otro prototipo, volver a ensayar y repetir el proceso hasta obtener un producto satisfactorio, como por ejemplo nuestro modelo Zeta 2, que ha logrado rendimientos superiores al 80%, con bajísimos niveles de CO, y NOx, superando con creces los valores establecidos por la normativa europea EcoDesign.
En resumen, la triple combustión en estufas de leña de alto rendimiento es un proceso que permite aprovechar al máximo la energía contenida en la madera, reducir las emisiones de contaminantes y maximizar la eficiencia en la quema de la leña.
En MAGNA diseñamos y fabricamos estufas de triple combustión desde hace mas de 20 años, el termino ahora se utiliza como estrategia de marketing para diferenciarse, pero no nos engañemos, no es nada nuevo.
